Tras el evento, un grupo de diplomáticos presentes señalaron a la prensa la falta de pruebas que sustenten estas teorías conspirativas propagadas desde el Palacio del Planalto, sede del gobierno brasileño.
Algunos embajadores presentes en la presentación encabezada por Bolsonaro dijeron que la reunión tenía como objetivo poner en práctica una estrategia «trumpista», adoptada por el expresidente estadounidense Donald Trump, que cuestionaba la confiabilidad del proceso de votación por correo en EE.UU. United se dio cuenta de que perdería la reelección ante el actual jefe de estado de EE. UU., Joe Biden.
En una presentación plagada de errores ortográficos y de traducción, Bolsonaro intentó que los embajadores de una decena de países, entre ellos el portugués Luís Faro Ramos, aceptaran los supuestos riesgos para la democracia que podrían surgir en las próximas elecciones de octubre en Brasil, en las que el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva emerge como favorito y lidera todas las encuestas ya publicadas.
Según diplomáticos consultados por el diario ‘O Globo’, Bolsonaro no ha presentado pruebas que respalden sus teorías y los constantes ataques que realiza contra las máquinas de votación electrónica, a las que acusa de ser opacas y vulnerables.
Algunos de estos embajadores expresaron su preocupación por la democracia en Brasil. Entre ellos, uno indicó que tiene confianza en que las instituciones del país funcionan y pueden impulsar un acuerdo entre Bolsonaro y la justicia para que las elecciones se desarrollen con normalidad y que el resultado no sea cuestionado.
Otros embajadores con los que la prensa local pudo hablar, bajo condición de anonimato, afirmaron que además de nada para sustentar las teorías sobre un posible ataque informático a las máquinas de votación electrónica adoptadas en Brasil, Bolsonaro demostró que sus problemas recurrentes con los jueces del Supremo Tribunal Federal (STF) y del Tribunal Superior Electoral (TSE) tienen un «fuerte carácter político».
Durante esta reunión, Bolsonaro trató de desacreditar el sistema electoral brasileño y los jueces del tribunal encargado de garantizar el buen desarrollo de las elecciones, según uno de los diplomáticos presentes. Para otros, lo que más llamó la atención fueron los ataques al expresidente Lula da Silva.
Los embajadores revelaron que Bolsonaro cuestionó la idea de quienes defienden el reconocimiento inmediato de los resultados electorales.
Decenas de embajadores asistieron a la reunión en el Palácio da Alvorada, en Brasilia. Entre ellos estaba el embajador de Suiza en Brasilia, Pietro Lazzeri, el único que prefirió comentar el encuentro sin permanecer en el anonimato.
En un mensaje publicado en su perfil de Twitter, Lazzeri confirmó su presencia en el encuentro e indicó que confía y desea al pueblo brasileño que las próximas elecciones «serán otra celebración de la democracia y de las instituciones».
Entre los embajadores invitados se encontraban, además del portugués Luís Faro Ramos, el embajador ruso Alexei Labetsky, de Francia, Brigitte Collet, de España, Fernando García Casas, de Uruguay, Guillermo Valles Galmés, de Italia, Francesco Azzarello, de Marruecos, Mohamed Louafa, de Palestina, Ibrahim Alzeben, y de Colombia, Dario Montoya, y el Encargado de Negocios estadounidense, Douglas Koneff.
Las embajadas de Japón y Corea del Sur justificaron su ausencia citando otros compromisos, mientras que las delegaciones de Argentina, China y Reino Unido no fueron invitadas.
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