Expertos españoles entrevistados por JC destacan los motivos y las perspectivas del país

Por Cristian Villaverde

Cuatro elecciones en cuatro años son resultado de un contexto político en el que la gobernabilidad del país parece imposible. En el sistema español no hay elecciones presidenciales, sino parlamentarias. Los diputados de diferentes partidos eligen al presidente, que normalmente es el candidato del partido con más votos, pero últimamente esto no ha sido tan fácil.

Las dificultades del Partido Popular (PP, derecha) en 2015 y del Partido Socialista Obrero Español (PSOE, centroizquierda), en abril de 2019, para obtener una mayoría parlamentaria que garantizara la estabilidad del gobierno, hicieron necesario repetir la elecciones. en 2016 y en noviembre de 2019.

Las razones de esta falta de acuerdo entre las fuerzas políticas para poder articular una mayoría parlamentaria son diversas. Para Miguel Anxo Bastos, profesor de ciencia política de la Universidad de Santiago de Compostela, varios factores interfieren en el proceso. “Por un lado, hay fragmentación partidaria. El PSOE y el PP están acostumbrados a gobernar por mayoría absoluta o con el apoyo de los nacionalistas catalanes y vascos, pero la aparición de partidos más extremos como Podemos (izquierda) o VOX (extrema derecha) y la adopción por parte de los catalanes de su propio modelo político agenda dificultó un acuerdo de gobierno.

Sin embargo, a mediados de noviembre, el PSOE y Podemos parecían haber llegado a un acuerdo de gobierno que podría prosperar si lo apoyaban fuerzas nacionalistas y regionalistas. Mucha gente no entiende por qué no fue posible llegar a un acuerdo en las elecciones de abril, cuando ambas fuerzas vieron reducido su apoyo electoral.

Según Antón Losada, analista político y profesor de la Universidad de Santiago de Compostela, la diferencia radica en la constatación de que la reanudación de las elecciones fue un error de cálculo por parte de Pedro Sánchez, líder del PSOE. Sánchez intentó evitar un acuerdo con Podemos y apostó por repetir las elecciones porque creía que su apoyo aumentaría, lo que le facilitaría gobernar sin necesitar el apoyo de Podemos o de los nacionalistas. Pero su estrategia no funcionó, el equilibrio de fuerzas en la izquierda se mantuvo prácticamente igual y ahora saben que o gobiernan con estas figuras o no gobiernan. “Los socialistas no triunfaron en las elecciones, simplemente obtuvieron una segunda oportunidad”, explica Losada.

Lo que parece haber cambiado mucho es el espectro de la derecha: históricamente liderada por el PP, su hegemonía se ha visto amenazada en los últimos años con la aparición de Ciudadanos (centroderecha) y VOX (extrema derecha). Para Losada, esta fragmentación de la derecha se debe a casos de corrupción que han empañado la imagen del PP, así como a la situación política en Cataluña, que hace que un partido que pide fuerza y ​​»mano dura» contra los separatistas , al igual que VOX, aprovechan esta polarización. Parte de este electorado será inestable y buscará un liderazgo fuerte que antes encontraba dentro del PP, pero que, en la situación actual, ya no existe.

La aparición de VOX en uno de los pocos países de la Unión Europea sin partidos de extrema derecha en el Parlamento alarmó a muchos sectores de la población. Su aparición está ligada a la situación de Cataluña, pero también como reacción al aumento de la inmigración o al avance de los derechos de las mujeres y de los colectivos LGBT.

Sin embargo, el profesor Bastos subraya que existen diferencias entre el fenómeno VOX y la extrema derecha europea. “Vox es un partido ultraconservador, nacional-católico se podría decir, y su modelo económico es liberal. La extrema derecha europea tiene un carácter más secular y practica el intervencionismo y el proteccionismo económico. El proyecto VOX tiene más que ver con el proyecto “Ley y Justicia” en Polonia o con el fenómeno Bolsonaro en Brasil”.