Enviado Especial de Observadores en Doha, Qatar
– Mira, ahora me preguntan si estoy borracho… ¡No, no lo estoy! ¡Aun lo estoy!
Luis Enrique no es un entrenador cualquiera. O mejor dicho, es un entrenador diferente. Y luego hay otro problema más: ser una de esas personas diferentes que no caen tanto en el goto en comparación con los demás. Por eso, tras dos empates con Suecia y Polonia en el arranque de la pasada Eurocopa, ya empezaban a afilarse los cuchillos para otra de esas largas noches de las que la Real Federación Española de Fútbol lucha y no consigue escapar. Al fin y al cabo, este equipo y esta campaña solo caerían en la tanda de penaltis de las semifinales en un partido en el que La Roja fue incluso mejor que Italia. Se descartó la posibilidad de una salida, los afiladores siguieron esperando. El técnico lo sabía pero, una vez más, decidió ser diferente en un intento de acercar a la afición de la selección. Así nació el bola de contracción🇧🇷
La citada frase fue solo una de las muchas que pronunció el técnico español durante la primera sesión de Twitch con aficionados, que contó con unas 150.000 personas. Antes, hasta el anuncio se tornaba rimbombante. “Serpentinas del mundo, ¡cuidado que voy para allá y no tengo frenos! Estoy grabando este video para anunciar que me he convertido en streamer. Bueno, no me convertí en streamer porque es un video, aún no he debutado, pero mi intención es transmitir durante el tiempo que estemos en Qatar, Doha. Es una idea que nació de una manera loca pero interesante. Hemos establecido una comunicación más directa, sin filtros, más espontánea e interesante para todos”, anunció el entrenador durante la presentación. Y así fue.
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