La pandemia ha puesto de manifiesto la necesidad de una mayor coordinación entre la Seguridad Social y el Ministerio de Salud. ¿Es urgente cambiar el actual modelo de respuesta a la vejez?
Sin ninguna duda. Muchas veces en el pasado reciente y más lejano, se pensaba que estas instituciones eran importantes y hacían mucho bien a los ancianos. Pero yo diría que fue en el hogar, pensando que los ancianos no necesitarían atención médica: solo una cama, socializar, una comida y nada más.
Los ancianos necesitan atención médica. El aumento de la esperanza de vida no ha ido acompañado de la calidad que era necesaria y, por tanto, las personas se vuelven más dependientes, con comorbilidades, la salud debe acompañar.
En este punto, tengo que decir que uno de los «buenos frutos» de la pandemia ha sido que efectivamente el estado, el gobierno -no es lo mismo, pero aquí lo quiero recalcar- empezó a despertar a la necesidad de poner la Salud en articulación con la Seguridad Social, para apoyar a estas instituciones. Ya se han tomado algunas medidas.
El Primer Ministro dijo que mi gran victoria fue poner en diálogo Sanidad y Seguridad Social. No me gusta hablar de victorias personales, pero fue, diría, un efecto de la pandemia y se están dando pasos en ese sentido, ya hay decisiones importantes. Otros serán anunciados pronto.
Nuestros mayores -no sólo los mayores- tienen una gran necesidad de atención sanitaria, porque la mayoría de los que están en ERPI y en casa, en centros de día también, además del apoyo domiciliario, son personas con muchas adicciones, con enfermedades…
Ni hablar de los que son abandonados en los hospitales. Conociendo esta realidad…
Conozco esta realidad, la hemos seguido y tenemos una solución. Es posible que pronto tengamos más buenas noticias para compartir.
En su momento hicimos una encuesta a las personas que «vegetan», no me gusta la expresión, pero ya está: han vegetado en hospitales, han sido dados de alta de la clínica, no han sido dados de alta socialmente, han sido abandonados en los hospitales y ahí están, incluso contrayendo otras enfermedades, creando dificultades en los movimientos internos del hospital y ocupando las camas que se necesitarían.
¿Puedes levantar un poco el velo sobre lo que es pensamiento?
Primero presentamos un modelo de solución y realizamos un relevamiento de las instituciones que pueden albergar a estas personas y ya está en proceso de articularse un modelo de transporte, para que estas personas vayan a los domicilios de las Instituciones.
Estamos hablando de un gran número de personas…
Hicimos la encuesta y en ese momento eran más de mil. Había cerca de 1.500 personas en esta situación de abandono en los hospitales. Creo que si logramos, de momento, absorber, pase la expresión, alrededor de 700 personas que están en esta situación, ya es un muy buen paso. Poniendo este modelo en acción, pronto podremos liberar los hospitales. No es que la gente sea un problema…
El problema es que no existe una solución social para esta población, aún…
Exactamente. Incluso porque muchas veces estas personas necesitan dos fases de atención: una fase primaria, que dura unos seis meses, durante la cual estarán en casa y necesitarán cuidados de salud y algún tipo de rehabilitación ante la nueva situación, que les obliga a seguir la atención. Después de ser rehabilitados, digamos, se trasladan a otros lugares de las casas, para que podamos seguir recibiendo a más personas y derivarlas a una solución habitacional más digna.
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