Living Cup – 12/02/2022 – Opiniones

La fase de grupos de la Copa del Mundo en Qatar está llegando a su fin, con noticias y sorpresas alimentando la alta tensión de interés y controversia en torno a las Copas del Mundo de selecciones nacionales de fútbol.

Quizás la primera observación, en este estadio inicial, es que la concentración de los mejores jugadores del mundo en equipos europeos -y el cuasi monopolio del viejo continente en las competiciones al más alto nivel- no ha disminuido el interés por la Copa.

Aunque ya no es el ansiado momento de encuentro de estrellas de distintos rincones del planeta, ya que hoy prácticamente todo el mundo, consagrado o emergente, juega en las ligas europeas, la disputa entre equipos cada cuatro años sigue ilusionando y llamando la atención.

Los propios protagonistas del espectáculo demuestran de manera inequívoca la importancia que le otorgan al efímero torneo. Jugadores establecidos, activos en clubes millonarios, reaccionan con visible emoción ante los éxitos, fracasos y lesiones durante los partidos.

Entre las novedades, la que más debate ha generado es la nueva tecnología VAR, arbitraje electrónico que se ha convertido en una estrella del deporte en los últimos años. Creado para resolver dudas y calmar controversias, el VAR y sus controles de imagen respaldan decisiones objetivas, pero naturalmente no eliminan la necesidad de interpretaciones por parte de los árbitros.

Una de las peculiaridades de esta Copa, al menos en sus inicios, fue la capacidad de ciertos equipos vistos como jugadores de apoyo para asumir el papel de protagonista frente a equipos tradicionales, especialmente europeos.

En el caso más sorprendente, Japón venció tanto a España como a Alemania, eliminando al subcampeón, cuatro veces campeón de la competencia.

Al igual que el equipo asiático, Marruecos también terminó primero en su grupo, en el que Bélgica, que eliminó a Brasil en 2018, no logró clasificarse.

Argentina, Francia y Portugal, entre los favoritos, sufrieron inesperadas derrotas ante Arabia Saudita, Túnez y Corea del Sur, respectivamente. Lo mismo sucedió con la selección brasileña contra Camerún, este viernes (2).

El nivel más alto de excelencia en el deporte hoy pertenece a las competiciones de clubes nacionales y continentales en Europa, pero la emoción de los partidos decisivos e impredecibles, además de la pasión nacionalista, mantiene el atractivo de la Copa.

El fútbol, ​​como ningún otro deporte, combina competencia, espectáculo, negocios, política y globalización, y la Copa del Mundo de Selecciones Nacionales sigue siendo una parte importante de este equipo.

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Sosimo Fallas

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