La Cámara de Diputados de España se reunió de nuevo el miércoles (13) por primera vez desde una elección inconclusa el mes pasado, con desacuerdos entre los partidos políticos sobre la formación de un gobierno.
Más de 100 de sus 350 diputados son nuevos y representan a la izquierda radical de Podemos y sus aliados, con 69 escaños, y Ciudadanos liberales, con 40. Estos diputados se sentaron hoy junto a los dos partidos que se alternan en el poder desde hace más de 30 años: los conservadores del Partido Popular (PP, con 123 diputados) y los socialistas (con 90).
Aunque el conservador Partido Popular (PP) ganó la mayoría de los escaños, no obtuvo la mayoría. Los socialistas (PSOE) ocuparon el segundo lugar, pero perdieron gran parte de su apoyo frente a Podemos, en tercer lugar, que surgió en respuesta a las duras medidas de austeridad del gobierno.
El Parlamento debe elegir al nuevo presidente del Gobierno español, pero como el PP no obtuvo la mayoría absoluta, necesita pactos con representantes de otros partidos.
El hecho de que no se avance en la formación de una coalición antes de que los legisladores recuperen sus escaños sugiere que el estancamiento podría durar semanas, con la posibilidad de una nueva elección.
El primer movimiento de la Cámara fue el acuerdo entre el PP, el PSOE y Ciudadanos, que permitía elegir, este miércoles, al socialista Patxi López, presidente del Congreso, convirtiéndose en el primero en no pertenecer a la fuerza más votada en las encuestas.
Expectativas
Pero hay expectativas de cambio, después de que las elecciones del 20 de diciembre rompieran el molde de la política española de las últimas cuatro décadas desde la restauración de la democracia, trayendo dos nuevos partidos, el izquierdista Podemos y el liberal Ciudadanos, al parlamento.
“La política en este país ya ha cambiado, ahora hay que cambiar las instituciones”, dijo el líder socialista Pedro Sánchez al abrir la sesión. En un tuit, el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, lo calificó como una «segunda transición».
Sus comentarios reflejaron la sensación de que la primera transición de España después de la muerte del dictador Francisco Franco en 1975 ahora es cosa del pasado y que el país necesita una nueva generación de líderes.
El resultado de las elecciones generales reflejó el descontento generalizado en España, incluso cuando el país salió de su larga recesión con un crecimiento del 3,3 % en 2015 y otra previsión del 3 % para este año. Un período de inestabilidad política podría socavar esta recuperación.
Las duras negociaciones en el parlamento también se complican por el futuro de Cataluña, cuya asamblea regional ahora está controlada por una coalición separatista.
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