España. Cuando la tauromaquia era portuguesa

Me permito decir que conozco Madrid como la palma de mi mano. Más de una vez me he quedado en la entrada del Barrio de las Huertas, entre las plazas más emblemáticas y al otro lado, la de los museos. Es el barrio literario de Madrid, que tiene grabados en las aceras algunos de los versos más famosos de la literatura de los siglos XV y XVI, en honor a ilustres habitantes, como Miguel de Cervantes, Lope de Vega, Francisco de Quevedo o Luis de Góngora. . Allí resuenan las discotecas más famosas de la capital, entre Jazz y Flamenco. Pero lo que siempre me llama especialmente la atención y del que nunca prescindo es el Café Central. Desde su apertura en 1982, se ha convertido en uno de los mejores lugares del mundo para escuchar Jazz, y hay que reservarlo para degustar y satisfacer tu estómago, al son de la improvisación musical que te llena el alma. Cada noche es así, mezclando música y vida en el corazón de Madrid, según el lema elegido para promocionar esta casa. La última vez que fui a Madrid, en la mesa de al lado estaba Amaya Uranga, excantante del grupo Mocedades, que con «Eres tu» casi gana el Festival de Eurovisión en 1973, año de nuestra desconcertante «Corrida». «. Al día siguiente, la vería en una sesión de homenaje por parte de académicos en el tema y por fans de Eurovisión de España y Portugal. La conversación fue corta, yo estaba esperando la comida y Amaya al final. Hice conversación, pero con miedo de ser malinterpretado. Por analogía, Amaya siempre ha interpretado admirablemente sus canciones, ¿por qué debería hacerlo al revés en la conversación conmigo? Todavía podríamos hablar de este año y del impacto que ha tenido la canción española en Europa, en un formato melódico y poéticamente diseñado para ganar, de la mano de un célebre cantautor, Juan Carlos Calderón. Le pregunté a Amaya si recordaba la canción portuguesa. Esto confirmó la sorpresa de la «Corrida» en Luxemburgo, especialmente cuando las otras delegaciones entendieron el significado de las palabras. Ambos países vivían bajo dictaduras, pero aún no era el momento de la victoria del canto político. Recordó que las canciones españolas fueron inofensivas, tanto en 1968 y 1969, cuando ganaron, como en su año 1973, cuando fue casi ganador. La conversación terminó y Amaya salió visiblemente debilitada por sus problemas de salud en las articulaciones. Estaba pensando en lo fugaz que es la vida. Somos tan efímeros en plena salud, a diferencia de las ciudades, que permanecen y se reinventan bajo la acción de sucesivas generaciones, o de la música, en especial del Jazz, que 100 años después de su amanecer todavía se sigue sonando, o mejor dicho, aún nos quedan ganas de tocar. .

Leticia Peguero

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