En Europa, el mayor incremento de la felicidad en los últimos 40 años se ha registrado en España. La receta de este crecimiento de la satisfacción está en políticas sociales más generosas implementadas por los Estados. Según un estudio norteamericano, esta generosidad es el factor que mayor impacto tiene en la satisfacción de los ciudadanos.
Las prestaciones por desempleo, la sanidad y las pensiones son las políticas sociales más valoradas por los ciudadanos, aseguran los autores del estudio de la Universidad del Sur de California en Los Ángeles (EE.UU.).
Tras analizar estos indicadores en diez países europeos, entre 1981 y 2018, el estudio concluye que España es el estado que registra un mayor cambio en los niveles de bienestar y felicidad de las personas.
“Las diferencias que observamos entre países en los niveles de felicidad desde principios de la década de 1980 se deben, en gran parte, a la generosidad de los programas estatales de bienestar”, explican los autores en el artículo, citado en el post. la vanguardia🇧🇷
“Una mayor felicidad está ligada a una mayor generosidad, mientras que una menor felicidad depende de una menor generosidad”, señalan.
El aumento de este tipo de política social en España desde los años 80 ha supuesto un incremento de casi un punto en el nivel de felicidad de los ciudadanos. En el extremo opuesto se encuentran Dinamarca y Suecia, que han reducido sus políticas sociales, desplazando el estado de felicidad en 0,33 puntos, en sentido contrario a España.
«España no es el país más feliz de Europa, ni mucho menos, los países nórdicos lo son aún más», afirma Ada Ferrer-i-Carbonell, investigadora Icrea del Institut d’Anàlisi Econòmica (IAE) del CSIC, en Barcelona, quien revisó el artículo científico.
“Lo que evalúa el estudio es la evolución de los niveles de bienestar y satisfacción de los ciudadanos en los últimos 40 años, y ahí es donde España, que salía de una dictadura”, tenía mucho camino por recorrer. “En los países escandinavos el nivel de bienestar era muy alto, por lo que el viaje es más corto y el aumento es menor”, a diferencia de España, argumenta.
La encuesta también identificó que el nivel de satisfacción de un ciudadano no depende de si se beneficia o no de las políticas sociales. Sí, depende de disminuir los niveles de ansiedad saber que existe esa seguridad, si la necesitas.
“El meollo del problema es el índice de generosidad, el gasto que hace un gobierno para el sistema social, para la educación, la salud, la seguridad social. Solo si, cuando un país experimenta un crecimiento económico, invierte ese dinero en mejoras para la sociedad, sus ciudadanos son más felices”, afirma Ferrer-i-Carbonell.
Los países más ricos no siempre registran mayores niveles de felicidad. “Mayor crecimiento del PIB por habitante no se traduce en ciudadanos inmensamente más felices”, añade.
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