La tecnología está cambiando el mundo. Y eso incluye la medicina, en concreto la relación médico-paciente. Y esta es precisamente la preocupación expresada por Isabel do Carmo, médica especialista en endocrinología, diabetes y nutrición, durante la segunda sesión del ciclo de Tertúlias Medicina e Humanismo, organizado por Luís Machado, con el asesoramiento científico de Luís Nave, y que también contó con la presencia del médico psiquiatra Daniel Sampaio.
Si es cierto que la tecnología -más concretamente la exploración clínica- permite un diagnóstico más preciso, también lo es que hoy hemos pasado de una medicina centrada en el paciente y su historia clínica a lo que Isabel do Carmo denominó “digitalcéntrica”, donde la tecnología, no el paciente, está en el centro. Y esto puede conducir a la deshumanización de la medicina. Como mencionó Daniel Sampaio, hay pacientes que se quejan de que el médico ni siquiera levanta la cabeza de la computadora durante la consulta o que incluso cuando entran al consultorio el doctor ya está recetando el medicamento.
La pregunta no es sobre el tratamiento en sí. La opinión de ambas partes es que los pacientes están técnicamente bien tratados. Sin embargo, falta el impulso en la relación médico/paciente. La cuestión de mirar a los ojos del paciente y tocarlos, que Isabel do Carmo considera terapéutica.
Pero no todo es malo. Simplemente «abusado». Por ejemplo, el caso de la telemedicina, que Daniel Sampaio ve como el futuro, podría ser de gran ayuda, especialmente en lo que respecta a la atención primaria, al permitir que los médicos de familia, cuando lo necesiten, contacten con médicos especialistas. Por otro lado, y la pandemia así lo ha demostrado, la telemedicina permite a los pacientes contactar de forma fácil y rápida con sus médicos. “Lo que les da cierta seguridad”, explica Isabel do Carmo. Opinión compartida por Daniel Sampaio, quien puso el ejemplo de su especialidad. Muchos casos que “terminan” en la consulta psiquiátrica podrían ser tratados (y seguidos) desde la atención primaria de salud. Lo que sucede muchas veces, explica, es que el médico de familia prescribe un fármaco y, cuando no tiene el efecto esperado, deriva al paciente a la especialidad, que es «alimentada a la fuerza» de pacientes que podrían ser tratados en el hospital. primera línea, lo que acaba condicionando el tratamiento de los casos más graves.
«Nunca tendremos suficientes recursos en Portugal para tratar a todos nuestros pacientes», dijo Daniel Sampaio, recordando que la situación está empeorando en el interior del país.
Pero el «humanismo» en medicina no sólo está condicionado por el uso excesivo de la tecnología (o, para ser más precisos, el uso excesivo de la misma). Igual de graves, si no más, son las consultas condicionadas por el tiempo. Como dice Daniel Sampaio “es imposible en psiquiatría -y sobre todo si es la primera consulta- tener sólo 15 minutos para ver a un paciente. Y la razón está en las administraciones”. Lo cual, según Daniel Sampaio, puede ser muy dañino. ¿Porque? Porque, explica, no conocen el servicio, porque solo trabajan en números. Porque favorecen, por ejemplo, la eficiencia de los números. El número de consultas con un determinado médico en detrimento de la eficacia de su tratamiento.
La tecnología llegó para quedarse. es innegable Por tanto, hay que aprovechar sus aspectos positivos, pero procurar que no se pierda el humanismo asociado a la medicina, la capacidad de empatizar con el paciente. Y para eso hay que invertir (aún más) en la relación médico/paciente.
dnot@dn.pt
«Especialista en café incondicional. Incapaz de escribir con los guantes de boxeo puestos. Adicto a Internet devoto».